Según defiende La Real Academia de la Lengua Española, la puntualidad es el cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido tiempo. Sin duda una virtud que en el mundo en el que vivimos se convierte en una obligación. Por eso se le debe de dar valor de cara a los niños, educarlos en la puntualidad significará un compromiso para ellos en realizar la tareas a tiempo, llegar puntual al colegio o a tomar el último autobús.
Cuando a Julio Verne se le ocurrió escribir sobre un tipo que daba la vuelta al mundo en 80 días, creó el personaje de Phileas Fogg (Willy Fog para algunos). Puesto que el viaje debía conectar varios medios de transporte, el personaje debía ser metódico y ridículamente puntual. Por eso Verne lo hizo inglés. Bueno, por eso y porque la mayoría del trayecto iba a transcurrir por tierras del imperio británico, con lo que ser inglés ayudaba. Pero en cualquier resultaba creible que un inglés fuera puntual. “Los imprevistos no existen” dice Fogg.
Dice la leyenda que a Verne se le ocurrió la historia leyendo un artículo sobre la inauguración de un nuevo tramo de tren en India. Precisamente Phileas Fogg comenta esta noticia con sus amigos en el Reform Club, uno de los “Gentlemen Club” más prestigiosos de Londres, incluso hoy. La conversación deriva en una apuesta de dar la vuelta al mundo en 80 días, empezando aquella misma tarde tomando el tren desde Londres hacia Dover.
Trenes. Ahí quería llegar. La fama de puntualidad de los trenes ingleses es también mundialmente conocida. Por eso al comprobar que los trenes por la mañana llegan sistemáticamente tarde, me molesté en buscar en la página web de la compañía ferroviaria si había alguna referencia a la puntualidad. Y la había. Y para colmo decían que tienen un 90% de puntualidad. Cómo pueden decir eso?
La respuesta está en la letra pequeña, la “fine print” como dicen aquí.
“Puntualidad: Porcentaje de trenes en hora punta que llegan a su destino dentro de los cinco minutos de diferencia con el horario previsto”
Traducción: si el tren llega cinco minutos tarde, ha llegado puntual. Esta aparente contradicción puede ser muy útil. De ahora en adelante, cuando llegues cinco minutos tarde y la persona con quien te tienes que encontrar te esté esperando mirando al reloj puedes decir con aire solemne “llego con puntualidad inglesa”. Y si llegas diez minutos tarde, te disculpas diciendo que sólo son cinco minutos fuera de la puntualidad
Para ello nada mejor que dar ejemplo, como bien es sabido los padres son el espejo donde se reflejan sus hijos, por lo tanto, hay que ser responsables y ser puntuales, sino no será posible hacer carrera en el propósito.
La puntualidad, un valor a trabajar con los niños
La puntualidad es uno de los valores a trabajar desde bien pequeños con los niños. Puede que cuando son más pequeños se tiende a creer que las cosas con niños llevan su tiempo y que 5 minutos arriba o abajo no van a llevar a nada, pero el ser humano tiende a coger gusto a ese tipo de actitudes y lo que al principio son 5 minutos, al final acaban siendo 20, y eso en un futuro no es un rasgo que les vaya a facilitar las cosas de cara a encontrar un trabajo o mantenerse en el que consigan. Nadie contratará a alguien que llega a una entrevista de trabajo 20 minutos tarde, o 5 minutos cada día.
Uno de los fundamentos para la puntualidad se basa en que todo momento o situación en la vida, ya sea una reunión formal, una cita con amigos, o con el dentista, tiene la importancia suficiente y requiere nuestra atención y, por tanto, nuestro compromiso desde el minuto uno con esa situación.
Pese a que como decimos toda situación es importante, no todas tienen la misma importancia y también es necesario educar a los niños para que sepan otorgar prioridades ante las tareas que les toca acometer, seguro que para ellos es importante jugar a la consola, pero la consola va a seguir en su lugar al día siguiente y llegar a tiempo a un examen y con la lección aprendida no espera al día de mañana.
Paciencia con los niños, cualquiera puede tener un despiste
Los niños son muy despistados y cuando se ponen a jugar o a ver una película se olvidan completamente del mundo que los rodea, algo que dificulta la adopción de un valor tan importante como la puntualidad, pero no es algo exclusivo de los más pequeños, a quien no se le ha ido el santo al cielo conversando con una amiga, o viendo nuestra serie favorita. Por tanto no se debe ser duro con ellos si no son puntuales al principio o en algún momento determinado pues a todos nos puede suceder. Con un poco de dialogo y comprensión por parte de los padres y adquirir un compromiso de que no se volverá a repetir por parte de los hijos, y seguro que poco a poco se convertirá en un niño más responsable y puntual.
Aunque los padres se vuelquen por completo en intentar inculcar puntualidad a sus hijos, si al final estos carecen de la voluntad y el sacrificio necesarios para lograrlo, no servirá de nada. Por lo tanto se debe descubrir la causa del problema, ya sea irresponsabilidad, desorden o pereza, y tratar de solucionarlo. Levantarse más temprano, acostarse antes, tener menos distracciones durante el día...
Cualquier ayuda es poca y muchas veces necesaria, hay niños que son despistados por naturaleza y a los que les vendría genial la ayuda de un reloj o dispositivo electrónico con alarma incorporada y que recuerde al niño que es hora de hacer tal cosa.
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.guiainfantil.com/
Imágenes: Disney y google